PROLOGO
Pocas personas se hallarían que no practiquen alguna especial
actividad de afición o capricho, fuera de las habituales ocupaciones
de su profesión u oficio. Hay quienes se apasionan por la filatelia; a
otros les seduce la caza, la pesca, la mecánica, etc. Las actividades
practicadas como distracción son verdaderamente innumerables. Los
norteamericanos las llaman «hobby». De todas ellas la Magia —en el
sentido moderno de la palabra— es la más fascinadora y atrayente.
De una manera instintiva cada uno práctica el «hobby» que más
se acomoda a su temperamento y aptitudes. Un individuo, por
ejemplo, dotado de paciencia y amante de la quietud, se aficionará a
coleccionar sellos de correos, si las circunstancias le brindan la
oportunidad; el que se deja llevar en alas de su imaginación, leerá
apasionadamente novelas policíacas… Para los que se sienten
inclinados al compañerismo y conversación con los amigos, el
«hobby» del arte mágico será el que más les encantará y les hará
vivir horas de ensueño.
Pero la Magia es mucho más que un agradable entretenimiento
personal. Desarrolla en el que la practica, la costumbre y la
habilidad, de hablar en público; le crea una aureola de prestigio en
el ambiente en que se mueve, y, algunas veces, le proporciona
ventajas financieras no despreciables. En otros países muchos
individuos de profesiones diversas como médicos, aboyados,
ingenieros, profesores, militares…, practican sus aptitudes mágicas
como semiprofesionales, en sus horas libres, obteniendo con ello
beneficios de reputación de estima y de dinero. Es muy probable
que en un día no lejano veamos también lo mismo en nuestra patria.
Este librito —cuyo título indica suficientemente el carácter de su
contenido— puede ser provechoso, indistintamente, tanto a los que
practican ya la Magia como un «hobby», como a los que la
desconocen en absoluto. Los primeros encontrarán en él —quiero
esperarlo— nuevos o rejuvenecidos medios para seguir distrayendo
a sus admiradores. Los segundos aprenderán con su lectura
truquitos y entretenimientos que tal vez, enciendan la chispa de su
afición y marquen el comienzo de una brillante carrera mágica.
Muchos artistas que hoy son grandes estrellas en el cielo del
ilusionismo, confiesan que su punto de partida fue la lectura de un
librito sin pretensiones que el hado de la casualidad puso en sus
manos.
Si algún día un futuro gran artista puede decir otro tanto de este
mi librito, me daré por bien recompensada de los momentos de
desvelo que he consumido en componerlo; y si aquella futura
estrella eres tú, lector, recibe ya desde ahora mi enhorabuena.
El autor